¿Inercia inflacionaria?

¿Inercia inflacionaria?

El índice de precios al consumidor que en diciembre midió arriba del 25 % mensual, descendió contundentemente hasta el nivel del 4 % mensual en los primeros diez meses del Gobierno de Javier Milei. ¿Por qué hoy se habla de cierta inercia inflacionaria que impide continuar el descenso? En esta nota repasamos los elementos claves que permiten comprender por qué puede costar continuar el descenso en los próximos meses.

1. El crawling peg en torno al 2 % mensual

Al asumir Javier Milei el 10 de diciembre del 2023, se decidió sincerar la cotización del dólar desde 361 $ a unos 800 $. A partir de ese salto de un 118 %, el Gobierno fijó un crawling peg del 2 % sobre el tipo de cambio oficial, lo que impacta sobre los precios. Sobre todo, impacta en los precios de los bienes transables; es decir, bienes que se pueden comerciar con el exterior. El crawling no tiene mucho efecto sobre los servicios, que es algo que observamos que sigue subiendo a un ritmo alrededor del 4 %. 

El Índice de Precios al Consumidor que en diciembre midió arriba del 25 % mensual, descendió contundentemente hasta el nivel del 4 % mensual en los primeros 10 meses del gobierno de Javier Milei

El plan del gobierno es que al converger la tasa de inflación con este nivel del crawling peg, se reduzca gradualmente la tasa de devaluación al 1 % y 0 %. Mientras se sostenga en el 2 %, actuará como piso de los bienes transables.

¿Es de utilidad fijar un ritmo de devaluación? La historia económica de nuestro país demostró que depende de la consistencia entre la política cambiaria con lo fiscal y monetario, y también de la sostenibilidad política. El programa de estabilización que la Argentina aplicó en la década de los noventa se basaba entre otros elementos en la convertibilidad 1 a 1, lo que implicaba un tipo de cambio fijo.

Establecer por ley que no habría devaluación, implicaba un ancla cambiaria que convencía al mercado y le ofrecía certidumbre. Esa fue la única ocasión en la que un plan en Argentina logró romper con la inercia por un tiempo prolongado, y logró romper además por incluir una política de desindexación de contratos a la inflación. Otros planes con fijación de tipo de cambio (como la tablita cambiaria o el Austral) intentaron aplicarse en nuestro país sin éxito, principalmente por estar acompañados de déficit fiscal y política monetaria activa. 

Establecer por Ley que no habría devaluación, implicaba un ancla cambiaria que convencía al mercado y le ofrecía certidumbre.

2. Expectativa de devaluación ante un potencial desarme del cepo

Una de las medidas pendientes del Gobierno es levantar el cepo cambiario; esto es, todas las restricciones que enfrentan personas y empresas cuando intentan comprar divisas al tipo de cambio oficial.

El Gobierno postergó esta medida, considerando la escasez de divisas que existía al inicio de este mandato, pero el mercado especula que podrían levantarse las restricciones que quedan en los próximos meses, considerando las reservas acumuladas hasta el momento, el achicamiento de la brecha a un mínimo desde que asumió el nuevo Gobierno, y la proyección del exitoso blanqueo que atraería unos 30 a 40 mil millones de dólares al país.

Levantar totalmente el cepo implicaría que el tipo de cambio sea libre y único, y que deba buscar su nuevo equilibrio, lo que podría dar lugar a una devaluación que también impacte sobre el IPC.

Nadie puede saber a ciencia cierta cuál sería el tipo de cambio libre si se levantaran las restricciones, pero la incertidumbre contribuye a generar inercia en la inflación.

Levantar totalmente el cepo implicaría que el tipo de cambio sea libre y único, y que deba buscar su nuevo equilibrio, lo que podría dar lugar a una devaluación que también impacte sobre el IPC.

3. Atraso cambiario

El Gobierno ha sostenido en diversas comunicaciones que no habrá devaluación, por más que algunos analistas señalan cierto «atraso cambiario». La credibilidad del Gobierno en esta materia ha contribuido a reducir la brecha entre el tipo de cambio oficial y los financieros, pero aún se sostiene en torno al 26 %.

Un exitoso blanqueo podría contribuir a acortar más aún la brecha y dar credibilidad al mercado que, de hecho, no habrá devaluación, pero el mercado todavía no tiene claridad sobre este aspecto. De nuevo, las expectativas sobre una devaluación contribuyen a cierta inercia inflacionaria. 

4. Inflación reprimida y corrección de tarifas

Además del elevado nivel de inflación acumulado en el 2023, en torno al 211 %, la Argentina presentaba un alto nivel de inflación reprimida, representada en controles de precios y congelamiento de tarifas. El Gobierno decidió desregular los precios y aplicar una serie de tarifazos sobre los servicios públicos, pero todavía resta completar el proceso. Cada mes en el que se decide aplicar estos tarifazos pendientes, la medida impacta sobre el IPC. Pero donde un mes deciden congelar por miedo a que impacte demás, entonces es mayor el monto a corregir el mes siguiente.

5. Contratos que contienen tasas de actualización

Los contratos que se pactaron el año pasado (p. ej. alquileres a dos años, cuotas de clubes que actualizan cada seis meses), contienen valores que van acorde a la expectativa de inflación de ese momento, superior a la expectativa de hoy. Esos contratos son el componente principal de la inercia, porque las actualizaciones aumentan costos y eso termina impactando en los precios de bienes y servicios finales.  

Además, considerando los elementos (2) y (3), las expectativas de una posible devaluación contribuyen a que empresas e individuos acuerden contratos con tasas de actualización que contemplan nuevamente alzas del IPC, lo que continuaría el proceso de inercia.

Reflexión final

El Gobierno ha dado pasos muy claros en su programa de estabilización, sobre todo con el equilibrio fiscal, y garantizando además el cierre de las canillas de emisión. No solo sostuvo el superávit hasta agosto, sino que también logró limpiar el balance del Banco Central, terminando con la bola de nieve que significaron los pasivos remunerados. Ha avanzado en sincerar la cotización del dólar, ha desregulado para sincerar precios relativos, y ha podido reducir subsidios a servicios públicos al tiempo que se encamina a permitir que las empresas que los proveen puedan cubrir sus costos cobrando la totalidad del mismo a los usuarios.

La etapa final cuenta con cierta inercia, principalmente por las expectativas de devaluación, pero el Gobierno parece estar ganando la pulseada y convence al mercado de que su plan puede ser sustentable, y que el IPC mensual converja hacia el 2 % del crawling peg. En esta etapa final será fundamental el timing del levantamiento definitivo del cepo, que el presidente anunció que se dará cuando el IPC llegue al 2,5 % mensual. 


Pamela Morales Jourdan y Adrian Ravier son profesores de Macroeconomía en UCEMA. Además, Adrián Ravier es observador del UFM Reform Watch que hace un seguimiento de la política económica del gobierno de Javier Milei.

AVISO IMPORTANTE: El análisis contenido en este artículo es obra exclusiva de su autor. Las aseveraciones realizadas no son necesariamente compartidas ni son la postura oficial de la UFM.

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Adrián Ravier

Doctor en Economía por la Universidad Rey Juan Carlos, profesor de análisis económico y Director del Posgrado en Economía Institucional y Ciencias Políticas en UCEMA. Profesor visitante de la Escuela de Negocios de la Universidad Francisco Marroquín (UFM) y OMMA de Madrid.

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